El catastrófico terremoto que asestó un brutal golpe a una Siria devastada por años de sanciones y la guerra del terrorismo yihadista parece ser visto por Occidente como una oportunidad en su estrategia contra lo que califican "el régimen de Asad", es decir, el Gobierno legítimo de la República Árabe. Lo demuestran hechos como la persistencia de las sanciones de la Unión Europea contra el país, pese al desastroso efecto del apocalíptico sismo, así como un ataque con misiles contra Damasco realizado por Israel. La agresión dejó al menos 15 muertos y destruyó un edificio residencial en la capital de una Siria que fue impactactada por los proyectiles "en momentos en que sanaba sus heridas" y "enterraba a sus mártires", constata la agencia Sana.
Fueron las duras críticas de los países solidarios con Siria las que obligaron a EEUU a aliviar temporalmente su cruel presión sobre el país, tratándose del permiso estrictamente para las transacciones relacionadas con el envío de ayuda por el terremoto, pero no para aflojar la mortífera soga sobre la economía de la nación árabe. Así lo ha dejado claro en una entrevista con mi canal Nicolaos Matti, arzobispo vicario patriarcal de la Iglesia sirio-ortodoxa en España.
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