Luz verde a la cacería contra los ciudadanos desalineados con el rumbo adoptado por la Unión Europea: así es como muchos ciudadanos del Viejo Continente interpretaron las palabras del presidente español, Pedro Sánchez, quien llamó a erradicar las "semillas podridas" supuestamente plantadas en Occidente por el presidente ruso, Vladímir Putin. Una tarea que calificó como la "más crucial".
En otras palabras, se trata de erradicar a personas como mi invitado de hoy, el español Koldo Salazar, periodista y analista internacional. Se trata de una 'semilla podrida' perfecta: se opone a la ruptura con Rusia, aliado natural de la Unión Europea; se opone a la desindustrialización de los países del bloque comunitario; pero lo más 'grave' de todo es que cuestiona la existencia de géneros que no sean femenino y masculino.
"Ya no se permite a una persona dar su opinión para luego ser rebatida, sino que se prefiere que se calle esa persona. Esa persona no tiene que hablar, no puede hablar", manifestó Salazar, al indicar que las palabras de Pedro Sánchez no son más que un "estigma" contra la disidencia.
Subrayó, asimismo, que el Putin del imaginario de Pedro Sánchez—un mal verdaderamente épico que persigue "fracturar el mundo" y sumergirlo en la "oscuridad"—, no tiene nada que ver con la realidad, tratándose de un fantasma inventado para tapar los constantes fracasos de la gestión de la burocracia occidental.
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