Pánico. Es lo que reina en Occidente ante la cada vez más evidente derrota de sus títeres en Ucrania. Muestra de ello son sus convulsos envíos de todo tipo de armamentos al régimen de Kiev, un régimen que, a pesar de un apoyo sin precedentes por parte de la maquinaria bélica de la OTAN, está perdiendo territorios estratégicos. Entre los últimos fracasos de las fuerzas al servicio de Volodímir Zelenski resalta el caso de la ciudad de Soledar, la pieza angular para la liberación por Rusia de Artiómovsk, ciudad bautizada por el régimen ucraniano como Bajmut en el marco de su campaña de "descomunización".
La inminente toma de Artiómovsk conduciría inevitablemente a la pérdida por Kiev de los territorios bajo su control en Donbás, al tiempo que abrirá camino para una gran ofensiva rusa contra un régimen que, en vez de atender los legítimos reclamos de Moscú sobre garantías de seguridad, está haciendo lo imposible para invadir al país con armas occidentales incompatibles con la supervivencia del gigante euroasiático.
Conscientes de que el régimen de Volodímir Zelenski se ha convertido en un régimen suicida, su entorno busca apartarse de quien se muestra firme en su intención de sacrificar a todo el país. Ante estas circunstancias, el presidente ucraniano procedió a una purga entre altos mandos, entre ellos sus hombres de confianza. En particular, fueron cesados de sus cargos los gobernadores de las regiones de Kiev, Jersón o Zaporozhie.
Claro que el envío de tanques a Ucrania que acaban de acordar los patrocinadores occidentales del régimen de Kiev no es de agrado para Rusia, tratándose, en particular, de la entrega de 'Leopard' alemanes y 'Abrams' estadounidenses.
Por otra parte, de lo que se trata es de los últimos manotazos de la OTAN en su guerra contra Rusia. Basta con mirar las estadísticas del Ministerio de Defensa de Rusia para descubrir que, desde el comienzo de la operación militar especial, Moscú destruyó más de 7.600 tanques y otros carros de combate, alrededor de 4.000 piezas de artillería, casi 400 aviones y más de 200 helicopteros, entre otras armas enemigas. Según expertos, esto equivale a derrotar a toda la agrupación de la OTAN en Europa, algo que se hizo sin sacrificar a millones de soldados rusos, ni tampoco recurrir al arsenal nuclear.
